Mojados. Lluvia.
El frío de no tenerte cala mis huesos. Abres la ventana y ves silencio. Ondulaciones confusas, como tus sentimientos. Distancia. Melancolía. El cielo marchito, por la soledad que llevas dentro. Vacío. El coma en tu pecho. El broche en tu garganta. La humedad en tus pupilas. Nada que sentir. Impulsos. Emociones. Equivocaciones. Tu recuerdo. Desdibujado a mi virtud. Recordarte como existes. Como te siento. Como te sentí, y como te sentía.
Podría recordarte como un falso recuerdo. Como lo que nunca fuiste, y nunca serás. Como odio, rencor. Si quisiera, podrías ser mi nieve. Fría, tan fría que quema. O podrías ser mi mar. Que no me deja volver a la orilla. Salado. Frío. Podrías ser el árbol, que deja sus ramas secar, y yo, la desesperada agua intentando llegar a tu ser, a tus raíces. Podrías ser un obstáculo. Podrías ser mi prisión. Las cuatro paredes que encierran mi corazón. Podrías ser las lagrimas que sigo derramando. Podrías ser estas lineas, o estar tan solo entre ellas. Podrías ser la melodía que nunca escuché, y la que siempre escuché, que, de tanto repetir, dejé atrás. Podrías ser mi soledad. Tan final.
Pero eres como la melodía perfecta; inalcanzable para estos dedos. Como mi sol, imposible de que no esté ahí. Eres como la miel. Dulce. Tan dulce que jamás sacaré de mis labios. Como las primeras notas graves del piano. Tan profundas. Imposible de pasar por alto. Como los latidos de mi corazón; esenciales. Eres como este recuerdo; in-borrable. Y eres, porque yo quiero que seas. Porque nosotros queremos ser. Porque sabemos que juntos somos inalcanzables, infinitos. Juntos, somos libres.Porque necesitamos serlo. Porque nos encontramos para eso. Porque si sigo aquí, junto a ti, es porque algo nos unió. Y no lo ha dejado de hacer. Y no dejará, porque no lo dejaremos, ¿Cierto?
Dime, y lo olvido, enséñame, y lo recuerdo, involúcrame, y lo aprendo.