Sus sueños acabaron como siempre. Ella tiende a despertar con el canto de las aves posadas en el manzano que colinda con su ventana. Cuando la luz del sol le llega directo a los labios, como pidiéndole una sonrisa. Esas sonrisas que solía regalar el año pasado. Cuando el cielo era más azul, y la tierra más firme. Cuando los días eran más largos. Y las noches imperceptibles. Cuando sólo quería escuchar, abrazada firmemente a su torso, el pulso de la vida.
- Tal vez dejé la felicidad atrás cuando te dejé a ti. - Le dijo al viento, y se levantó como si no lo hubiese hecho desde abril.
Lo primero que hizo fue mirarse al espejo. Como cada día. Para ver si estaba más delgada que ayer. Se quedó mirando unos minutos. Hasta que un agudo grito la hizo despertar de su trance.
- ¿Despertaste? - Le preguntó su abuela abriendo la puerta de su habitación.
- Sí -Respondió con una mezcla de vergüenza y rabia, se sintió invadida.
- ¿Quieres desayunar?
- ¿Quieres desayunar?
- No... No tengo hambre. Luego bajo a comer algo.
Su abuela cerró la puerta sin decir una palabra.
Mientras, ella sacó de debajo de su cama una caja de recuerdos. Fotos, objetos curiosos, hasta papeles que le acordasen de momentos especiales. La desordeno. Buscaba algo. Pero no lo encontró. Seguramente buscaba una fotografía donde saliese su alma. Pero olvidó por un momento que no le gustaban las fotos en ese momento.
Miró por la ventana.
- Prefiero el otoño. - Y bajó luego las escaleras.
2 Lamentos:
Es raro .. me recuerda a algo que escribí hace un tiempo.
Me gustó.
A qué, a qué?
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