Algo quería que lo notase. Entre la prisa y el silencio, encontré un momento de paz. Un momento que llenó de cierta forma mi libertad. La vi tan hermosa, entera, llena. Colorida. Como sonrojada con los rayos de Sol que venían de en frente. Cómo tratando de explicarle al mundo que vamos muy deprisa. Que si nos detubieramos un segundo podríamos sentirla.
Luna Morada
miércoles, marzo 31, 2010
Dictaminado por Deliverance en 2:09:00 0 Lamentos
El Sol de una mañana de Sábado.
sábado, marzo 27, 2010
Su abuela era joven para el estándar. Tenía 59 años. Cumpliría 60 en Diciembre. Lo que le daba temor. Tenía la piel triste, y ennegrecida, no por ser morena, si no por su soledad. Ella también estaba cansada del destino. Lo odiaba. Porque sentía que más que dar, quitaba. Tenía los ojos secos. Quizá perdió todas sus lagrimas en la juventud de su adultez. No gustaba de hablar de su vida. Y soñaba aún con ser artista. Pintaba como nadie. Su destierro social la inspiraba. Pintaba cuadros llenos de detalles y colores pastel. La gente pensaba que eran felices, pero las personas se daban cuenta de la tristeza escondida en esa mezcla de colores. En la profundidad de los detalles. Había perdido la esperanza. Se sentía condenada a ser ignorada incluso por el silencio.
- ¿Quieres un café o cereales?
- Prefiero un Té - Contesto su sobrina, bajando el último escalón.
La sala de estar siempre tenía el televisor prendido para esquivar la soledad de la casa. El reloj era grande. Y cada segundo retumbaba en su cabeza. TicTocTicTic. Habían muchas flores, y la luz entraba con miedo por las ventanas. Vió el televisor un momento. Le gustaban los noticieros. Pero le molestaban las notas inútiles.
- Está listo, ven a comer.
Se dirigió a la cocina. La casa era grande. De un tono blanco que se asemejaba a las camisas de los alumnos del colegio que quedaba por la misma calle.
Hubo silencio por mucho tiempo. Al principio, cuando recién había llegado a la casa, hablaban mucho. El tiempo hizo las palabras inútiles, bastaba una mirada para entenderse. Era cotidiano. Preferían la paz del sonido del televisor que el de sus palabras. Le gustaba el té con tres y media cucharadas de azúcar. Y frío. Porque no le gustaba la sensación de su lengua quemada.
- ¿Irás al colegio hoy?
- Es sábado, abuela. Los sábados no hay colegio.
- Que loca está tu abuela. Ya no reconoce el brillo del sol de una mañana de sábado -Rió -
Terminado el desayuno, Subió a su habitación y se quedó un momento en su cama, imaginando el cielo en el techo.
Dictaminado por Deliverance en 22:59:00 0 Lamentos
Prefiero el Otoño
miércoles, marzo 24, 2010
Sus sueños acabaron como siempre. Ella tiende a despertar con el canto de las aves posadas en el manzano que colinda con su ventana. Cuando la luz del sol le llega directo a los labios, como pidiéndole una sonrisa. Esas sonrisas que solía regalar el año pasado. Cuando el cielo era más azul, y la tierra más firme. Cuando los días eran más largos. Y las noches imperceptibles. Cuando sólo quería escuchar, abrazada firmemente a su torso, el pulso de la vida.
- ¿Quieres desayunar?
Dictaminado por Deliverance en 21:42:00 2 Lamentos
Veintiunoydos.
martes, marzo 23, 2010
Porqueereslacositamásñoña/exquisita/adorable/linda/tierna/abrazable/soñable/perfecta/demimundo.
Dictaminado por Deliverance en 1:13:00 0 Lamentos
Dispara en la Herida abierta .
sábado, marzo 13, 2010
Como el aire. Sin ti, no hay pureza. Todo se vuelve oscuro, y nada se siente tan real y no me siento tan entero. Eres como el sol. Sin ti, no hay luz. Me cuesta caminar sin mirar. Y necesito arriesgar. Muchas veces, a ciegas. Confiar en cualquiera. Para ver si puedo reemplazarte. Eres como mi luna. Sin ti, no hay tranquilidad. No hay descanso. Siempre duele. Y duele más si no estás. Eres como mi gravedad. Sin ti, es difícil caer, es difícil caminar. Es difícil mantenerse con los pies en la tierra. Estable. Sólo floto. Sin poder avanzar.
Porque te amo. Y de la forma incorrecta. De la forma de que te quiero para mi. Compartir sueños. Frustraciones. Sufrimientos. Alegrías. Almas. Te necesito. Y no puedo parar. Pero tampoco quiero dejar de hacerlo. Podría dejarlo todo. Menos a ti. Quizá es el momento equivocado. Quizá nunca habrá un momento correcto. Pero lo hago. Y fingir cansa. Y creo que lo entiendes. Si no, perdóname. Como tantas veces lo haz hecho. Extraño el arco de tus mejillas cuando sonrries. Extraño el brillo de tus ojos cuando los miro. Extraño tu piel. Extraño tu presencia. Extraño cada detalle de nuestra felicidad. Te extraño. y te extrañaré. Pero no te vayas. Que ya es suficiente con tu frialdad.
Porque eres como mi mundo. Sin ti... no tiene sentido.
Dictaminado por Deliverance en 2:47:00 2 Lamentos
Nacimos para crecer con sufrimiento .
jueves, marzo 04, 2010
Liberar nuestro sentir siempre es complicado. Más aún cuando estás observando. Prefiero sufrir que perder. Si sufres es sencillo, lo inviertes a felicidad en horas. Si te pierdo, no puedo reemplazar tus condicionados sentimientos. Prefiero callar que gritar. Si callo, todo sigue en su lugar. Si grito, mi corazón no aguanta el dolor del agudo sonido. Y si pudiera elegir sanar, seguiría sangrando. Nos hace sentir cómodos. Sabemos que la vida está llena de eso. Claro tenemos que al momento de subir caeremos. Y dolerá porque no habrá nadie para recogernos. Al final, siempre estamos solos. Y solos debemos aprender. Solos debemos reír, solos debemos vendar. Sabemos que el suelo nos entenderá mejor incluso que nosotros mismo. Y no queremos levantarnos. Porque es difícil. Porque volverás a caer. Y te dolerá más. Pero si no lo haces, el entorno te aislará. Sentirás de nuevo, intentando no ser tan impulsivo como antes. Pero será en vano. Porque las nubes volverán a ser coloreadas. Y tu volverás a desteñir. Pero no te importará otra vez. Hasta que te castiguen con indiferencia. Estás entregado. Y las heridas que tu mismo vendaste vuelven a sangrar. Pero no importa. Lo haces cotidiano. Te acostumbras a esconder las cicatrices, y también a su ardor. Y eso te hace fuerte. Mientras más peso soportes, menos te dolerá. Hasta que ya no duela. Y tampoco guste. A esa altura, ya ni siquiera molesta. Esquivas, ya no entregas. Porque sabes que no vale la pena.
Dictaminado por Deliverance en 4:06:00 0 Lamentos