¿Caminas conmigo? Yo te invito. Te invito a oír la voz de los árboles, y mirar la fría brisa. A sentir nuestras voces olvidando, y a observar tu temporal amnesia provocada por el deseo de estirar el tiempo. Eternidad. Incontrolado deseo de paz. Darnos libertad. Un quiebre. Entre tanta agonía, felicidad. Te prometo que así será. Tan incontrolable que colapsarás. Tan llamativa que nos envidiarán. Te prometo también eternidad. Pero tu haz de concebirme tiempo de ensayo, pero esta vez, sin error. Por que no hay margen. Porque tú lo elegiste, y los demás lo provocaron.
Al contrario de lo que dicen, la esperanza es, sin lugar a dudas, lo primero que se pierde. La esperanza es subjetiva, la esperanza es innecesaria. Es un vil consuelo para vivir. Lo que necesitamos no es esperanza, es realidad. No estúpido consumismo. Por eso te entiendo. Por eso te quiero. ¿Sabes? Quiero darte la oportunidad de tener la realidad a tu alcance. Verás que no es difícil, y que tampoco es tan cruel, como te la pintan.
Sacrificar. Quizá no haya otra cosa que haga mejor, ¿sabes? Si quieres todo, lo daré todo. Pero no puedo sentirte así. Es nada, quizá. Pero el nada más grande de todos. Tan grande que hace la diferencia entre llorar y morir. Entre caminar y gatear. Eso para mi no es nada. Es todo. No quiero que te acabes. Todavía no. Sostén la única y última luz. Aunque sea más pesada que tu misma alma. Por favor.
¿Te sientas a mi lado? Deja a nuestros cuerpos demostrar nuestra grandeza. Complementarse. Te quiero. Así, tan lesa, tan inestable. Te quiero. ¿Y tú? ¿Me quieres?
While my eyes are closed
Hace 10 años
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