No, definitivamente, no me distrae, ni me ayuda. Ni siquiera sé si me hace bien. Pero es mi deber, y tengo que cumplirlo, supongo. No sé. No sé nada. Se sólo cosas inservibles. ¿De qué me sirve saber cuantos electrones en la última órbita tiene un átomo de cobre? ¿De qué me sirve saber que el síndrome de Down es un anomalía cromosómica? No sé, pero tengo que. ¿Tengo qué? Supongo.
Distinto era cuando quería ser abogado, fiscal, y luego juez. Ahí todo tenía sentido, me agradaba. Ya no. Ya no me agrada. Siento que pierdo el tiempo. Siento que las ocho horas diarias, cuarenta semanales, docientas cuarenta mensuales y dos mil ciento sesenta anuales, aproximadamente, son un desperdicio. Lo que yo necesito aprender para triunfar no te lo enseñan en una aula con las características que tienen estas. Te lo enseña la consistencia, la dedicación. Pero lamentablemente no nos mandamos solos. Me tardaré un tiempo en convencer a mis superiores, pero lo haré, supongo.
Estoy cansado, no entiendo mucho. "Esta semana no funciono." Le comento decidídamente a mi compañera, sin importarme mucho que me escuche. A mitad de máquina, termino mi trabajo. Y la música se toma cada rincón de mi cerebro. Ya no me importa nada, solo ella. Después de un tiempo, noto que todos se mueven de forma estúpida y descontrolada hacia la puerta "Almuerzo..." pensé, acostumbrado de ver a aquellos niños corriendo detrás de lo que ven como su libertad momentánea. Camino desganado. Por mi, me quedaría las ocho horas ahí dentro, con el mal olor característico, pero una temperatura agradable. Pero salgo, porque necesito aire. Además, la hora de almuerzo es bastante amplía. 45 minutos para estar solo, por que me gusta estar solo. Prefiero estar solo que con amistades pasajeras. Si no, mi compañía son seres a los que me apena decirles "Oye, yo no te considero amigo". Mis amigos de verdad están fuera de este establecimiento. Si, aquí hay dos personas que considero amigas, María Paz y Catalina, pero nadie más. Obviamente, hay más personas interesantes, pero con ellas dos sólo me entiendo como amigo.
Llovía, fuerte, pero no importa. Caminé a paso acelerado a un lugar bastante mio. Tranquilo, seco. Un pasillo grande. Con vista hacia el patio. Un lugar donde lo único que rompe el silencio es mi música, y los pequeños que juegan a golpearse, o a golpear a uno. O bien, al fútbol.
Mira, el patio esta todo inundado, como siempre. Es indignante que siempre que llueva un poco este sitio se inunde entero... Pero, ¿qué podemos hacer? Nadie conocido a la vista. Observare a esos niños, agrupados allá. Deben ser de séptimo, supongo. Pero mira a estos jóvenes de acá... Se creen superiores, su ego supera hasta al mío, pero, me pregunto, ¿A quién le han ganado? A nadie, claro. Son unos estúpidos, que refugian sus errores en lo que es "vivir su juventud" para ellos. Y claro, vivir la juventud es casi contagiarte el SIDA para ellos. Para mi no...
Para mi, vivir mí juventud es prepararme para el futuro. Tener claro lo que quiero, y como lo lograré. Saber bien que va a ser de mi en unos años más. Y ahí me veo, tocando el instrumento que llamamos guitarra, a un publico numeroso. Orgulloso, de mí, de mi familia, de mi entorno.
Quizá eso me distancie de las personas de mi edad. El "vivir la juventud". Yo no vivo el ahora, como ellos. Yo vivo el futuro, y quizá por eso mucha gente me encuentre maduro para mi edad. No se equivoque. Si yo fuese maduro, las cosas naturales de la vida (¿muerte?) no me afectarían tanto, o simplemente no me afectarían. Sabría como manejarlas. Lo intento, que le quede claro, pero no me sale del todo. Lo único que pasa es que yo vivo algunos pasos más al frente que ellos.
... Mira que estúpidos son los niños de séptimo, hasta que botaron el basurero... Obviamente, lleno de agua por la lluvia. El que lo hizo seguramente se cree gracioso. Pero no lo es. Oh, mira, ¿qué es esto? Un perro. Que lindo es. Es blanco, con manchas café oscuro... Pero, ¿que hace un perro acá? Pronto lo intentaran sacar. El inspector no tarda. "SAL!" le grita, como si entendiera nuestro lenguaje. El perro, más asustado por sus gestos que por la expresión, salta. Pobrecito, salto a un charco, y se mojó. Se ve gracioso.
En fin, como dacia. Yo vivo el futuro. Me preparo para cuando tenga que ser hombre, comportarme como uno. Madurez, fortaleza, compromiso. Ser adulto. No saben como lo espero. Quizá si viviera el ahora sería como ellos. Quizá no, ¿Quién sabe? Si viviera el ahora, me preocuparía de ocultar. De simples sonrisas y simples buenos momentos cubrir mi amargura. Se acerca mi querida profesora de matemáticas "BORIS! Que bueno que vino, lo siento...(haciendo referencia al asunto de mi abuela). Y, ¿Qué hace acá tan solito, no ve que le hace mal?"
No, querida, no me hace mal. Me hace bien. Estar solo es saber acompañarte de ti mismo. Cuestionarte, pensar. Te da tiempo para mucho. A mi no me hace mal pensar, aunque piense en mis problemas. No se usted, pero a mi me gusta enfrentarlos. Me gusta sufrirlos, para que cuando sea adulto, tener plenitud.
Una vez, cuando chico, recuerdo haber escuchado una frase. La más sabia que he escuchado.
"Si vives el pasado, estás muerto. Si vives el presente, crees que estás vivo, y si vives en el futuro, todavía no existes".
Esa frase me marco. La analicé durante mucho tiempo, y llegue a la conclusión de que era mejor no existir, pero existir algún día. Y estar preparado para existir. Claro, ¿Qué saca un niño de menos de veinte, o bueno, para que no se sienta aludido o aludida, de mi edad intentando vivir?
Yo creo que las personas viven recién cuando son capaces de mantenerse a sí mismos, ojalá también un alma gemela que se aventure a vivir contigo. ¿Y usted?
While my eyes are closed
Hace 10 años
1 Lamentos:
La lluvia me gusta.
Nadie se maneja bien con la muerte, pero ¿cómo saber ´como se debe manejar con ella? ¿hay que llorar hasta ya no poder más? ¿Ser fuerte por los otros? ¿Olvidar? ¿Vivir con el recuerdo? ¿Hacer vivir a la persona ya fallecida con nuestro recuerdo? Yo te digo, nadie sabe, nadie está preparado. Para éso nunca se está listo. Siempre duele, siempre duele, nunca se olvida. y siempre somos como niños. Indefensos ante la partida de alguien querido, rotos por la ausencia que se nos avecina.
Publicar un comentario