¿Tus manos están frías de tanto caminar? Refugialas. Aún hay mucho que recorrer.
Aún te queda ver el alba abrazada por los árboles de tu melancolía. Aún te falta subir por sus raíces. Tropezar con las nubes, y caminar en el sol. Aún tus descalzos pies no han sentido la suavidad de las piedras, ni lo aspero que puede resultar la alfombra de tu habitación. Aún no le haz sonrreido a tus penurias, ni llorado a tus sonrisas. Aún no haz olfateado la naftalina de tus deseos, ni bebido de tus prohibiciones. Aún nisiquiera te pones de pie. Es tarde. Sigues sentada en el mismo sitio. Como si el afilado viento no ubiese cortado tu piel. ¿Jamás escuchaste a tu silencio gritar? ¿Jamás te llamo la atención la oscuridad del día, y el brillo de la noche? ¿Jamás te maravillaste con el rojizo tono de la tierra cuando el ocaso se acerca? ¿Y que tal la voz de tus ojos? ¿Recuerdas las cosas que me confidenciaban? Clamaban por suspirar. ¿Crees que me sigan susurrando con la misma soledad de aquellos tiempos? Adoro el arco que tus mejillas forman debajo de tus pestañas en estos momentos. ¿Te lo había mencionado antes? Creo que es perfecto. No sientas miedo. Yo iré primero, para asegurarme que el camino sea seguro. No te preocupes. Sabes que mis manos son más calientes que las tuyas. Y que mi brazo es perfecto para tus caderas. ¿Sabes? A pesar de todo, me conoces mejor que nadie. Fuiste tú quien me construyo. Quien me hizo ver el alba abrazado por los árboles de mi melancolía. Subir por sus raíces. Tropezar con las nubes, y caminar en el sol.
¿Desesas que camine contigo? Ahora si, prometo no tomar otro camino.
While my eyes are closed
Hace 10 años
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